El primer paso para llegar a descifrar los jeroglíficos, lo dio Napoleón el día que se le ocurrió conquistar la india.
Porque para llegar a la India su primera escala fue Egipto. Allí llegó el 2 de julio de 1798 y quedó deslumbrado por todas las maravillas que escondía ese país.
Allí, Napoleón exclamó la famosa frase: ¡Soldados! Desde lo alto estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan.
Napoleón era perseguido por el Capitán Nelson, que cuando le encontró lo atacó con toda su furia y así llegó a su fin la aventura egipcia.
Pero Napoleón fascinado con ese país, armó otra expedición. Esta vez no sería militar sino científica y, con el llevaron a Dominique Vincent Denon, un dibujante que no bien llegó a Egipto se dedicó con todo entusiasmo a dibujar todo lo que veía con gran precisión.
Toda esa información fue compilada en un libro asombroso; La Description de l´Egipte.
Allí había una gran riqueza en dibujos y descripciones, pero estas descripciones estaban mudas, porque nadie conocía el significado de las mismas. Eran un misterio y un enigma.
Pero en 1790 nace Jean François Champollion.
Champollion aprendió a leer por si solo y a los 11 años ya leía el griego y el latín.
Por casualidad su hermano lo llevó a visitar al secretario del Instituto Egipcio en el Cairo, llamado Fourier, que le muestra su colección de papiros y de inscripciones jeroglíficas en piedra.
Champollion asombrado preguntó:-¿Se sabe leer esto?
Fourier negó con la cabeza y Champollion ni lerdo ni perezoso respondió:-Yo lo leeré- cuando sea mayor.
La idea de descifrar los jeroglíficos se le instala en la cabeza y comienza, a la edad de trece años a estudiar los idiomas árabe, sirio, caldeo, copto. Además de otras lenguas de países lejanos y chino.
Mientras Champollion con gran disciplina se entregaba al estudio con profundidad, aparecía cada tanto, algún investigador que decía haberlos descifrado. Pero eso solo revelaba la ignorancia de las afirmaciones ya que ninguna era justa, sino meros disparates.
Siempre se había considerado a los jeroglíficos como imágenes, y en verdad lo eran. Todos siguieron esa corriente de pensamiento basados en Horapolo. Y esto había confundido aún más la cabeza de los investigadores.
Recién cuando Champollion, decidió apartarse de esta línea de pensamiento para considerarlos letras es cuando logra su objetivo. Tomando como base a la famosa piedra de basalto negra llamada Rosetta, que portaba inscripciones bilingües, en jeroglíficos y griego y luego, con el hallazgo del Obelisco de File, que también tenía inscripciones jeroglíficas y helénicas, pudo deducir a partir del nombre de los reyes, enmarcados en lo que podría se un cartucho, el enigma de los jerogíficos.