Rómulo y Remo Muchos años después de la desaparición de Eneas, en el trono de Alba Longa reinaba Numitor que tenía varios hijos. Amulio, el hermano de Numitor, un buen día decidió derrocarlo, y para que sus sobrinos no reclamaran el trono resolvió eliminarlos a todos menos a la única hija mujer, Rea Silvia. A ella la encerró en el templo de las vestales dedicado a la diosa Vespa para que se consagrara sacerdotisa.

Las sacerdotisas debían ser castas y puras, y, la que no cumplía con este precepto, corría el riesgo de ser enterrada viva. Cierto día en que Rea Silvia se hallaba descansando junto a una fuente del bosque sagrado, pasó el dios Marte, que al verla tan hermosa se enamoró perdidamente y la dejó encinta.

Meses después nacieron dos gemelos: Rómulo y Remo.

Cuando Amulio, se enteró, mandó arrojar a Rea Silvia al río Tiber y a los dos gemelos los colocaron en una canasta y dejaron que la corriente los llevara lejos.

El dios Tiberno, que vio lo que sucedía, tuvo piedad de Rea Silvia, se casó con ella y le otorgó la inmortalidad.

La canasta con los dos pequeños gemelos, se deslizó sobre el río y, como este estaba muy crecido, debido a una inusitada inundación, en lugar de llegar al mar, quedó atascada en la orilla.

En ese lugar vivía una loba que al ver a los pequeños, llorando de hambre, los amamantó. Los niños crecieron junto a la loba sanos y fuertes, pero su padre, el dios Marte, pronto comprendió que los gemelos necesitaban el calor humano para desarrollarse y los confió al cuidado de un pastor de nombre Faustulo y de su esposa Laurencia. Ellos quedaron encantados, ya que no tenían hijos y les dieron por nombre: Rómulo y Remo.

Los niños eran sanos, bellos y vigorosos pero muy inquietos. Si bien colaboraban con sus padres adoptivos cuidando los rebaños, la monotonía los aburría rápidamente.

Buscando darle nuevas emociones a su vida y divertirse, comenzaron a robarle a unos ladrones el fruto de sus pillajes. Muy pronto, otro grupo de jóvenes se asociaron a ellos conformando ni mas ni menos que una banda.

Los ladrones de la región estaban muy disgustados con la banda de los gemelos y cierto día en que estos estaban en plena fiesta dedicada al dios Pan, los atacaron por sorpresa, y, si bien la banda de los gemelos trataron de defenderse luchando valerosamente, los bandoleros tomaron prisionero a Remo.

Luego de varios días, llevaron a Remo ante Amulio, culpándolo de saquear en las tierras de Numitor,a lo que Amulio, ahora que era el soberano y poco le importaba lo que le pasaba a Numitor, respondió:- si los saqueos ocurren en tierras de Numitor, que los castigue él.

Cuando los bandoleros llevaron a Remo ante Numitor, acusándolo de robar en sus tierras, lejos de enojarse, Numitor, recordó las desgracias sufridas y pensó que esos gemelos podrían ser los hijos de su hija Rea Silvia, ya que la edad coincidía con la de sus nietos desaparecidos. Para poder despejar sus dudas dijo a los bandoleros:- Vayan a sus casas. Quiero interrogar a solas al acusado.-y los bandoleros obedecieron inmediatamente.

Pronto llegaron Rómulo y Faustulo, que al enterarse de lo ocurrido, corrieron a prestarle ayuda a Remo.

Ante Numitor, Rómulo relató la historia de su vida, así Numitor reconoció que eran sus legítimos nietos y los acogió con alegría. Rómulo y Remo, al ver que todos sus tormentos, se debían al tirano Amulio, decidieron que su abuelo debería ser restituido en el trono que le pertenecía.

Muy pronto armaron un pequeño ejército con el que atacaron por sorpresa el palacio de Amulio y lo mataron sin darle oportunidad de defenderse.

Rómulo y Remo se quedaron largo tiempo con su abuelo y luego decidieron fundar una nueva ciudad en el lugar donde fueron encontrados por la loba. Estaban indecisos sobre el lugar exacto y también sobre quién de los dos debería ser el monarca ya que consideraban que ambos valían por igual.

Numitor les aconsejó estar atento a los presagios los presagios.

Mientras tanto Rómulo se instaló en la cima del Palatino y Remo en la del Aventino.

Remo vio seis buitres volando sobre el lugar, e interpretó esto como la señal del lugar indicado, pero Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino. Sin ninguna duda la colina del Palatino debía ser el lugar indicado para la fundación de la nueva ciudad, y él sería el monarca.

Rómulo, rápidamente, tomó un arado y trazó los límites de la ciudad y comenzó a construir una muralla a su alrededor. Remo, despechado por no haber sido el elegido, se emborrachó y comenzó a burlarse de Rómulo: -Eres un ridículo!- Le gritaba riendo.-Y tu muralla también. Mira como la salto- y traspasó la muralla.

Rómulo se irritó tanto que no pudo contenerse, tomó una espada y en el fragor de la lucha mató a Remo.

Luego, gritó con toda su fuerza:-Esto mismo le ocurrirá a cualquiera que se atreva a saltar la muralla de mi ciudad. Pero Rómulo no estaba feliz por lo ocurrido, sino que en su desesperación por haber matado a su hermano gemelo hasta pensó en quitarse la vida.

Pronto comprendió que no había nada que pudiera hacer y sepultó a su hermano con todos los honores en la cima del monte Aventino.

Más tarde, tomó posesión de su nueva ciudad. En honor a su hermano la llamó Roma.

La fecha de su fundación es en el año 753 A.C.

Se dice que Rómulo reinó durante treinta y tres años.

Roma se expandió y prosperó tanto que a Rómulo le concedieron el título de Padre de la Patria.

Cuando llegó su hora final, el dios Marte le pidió a Júpiter un lugar entre los dioses y, como Rómulo había hecho construir bellos templos dedicados a Júpiter, este accedió sin poner obstáculos.

Cuenta la leyenda, que un día en que Rómulo estaba en el Monte Palatino, Marte descendió del cielo en su carro con alas y se lo llevó volando. Júpiter, en ese momento desencadenó una fuerte tormenta cuyos truenos y rayos hicieron temblar a los presentes.

Rómulo, antes de partir, había ordenado que construyeran un templo en el monte Quirinal en su memoria y cuando Rómulo ascendió a los cielos le dieron el nombre de dios Quirino.

Rómulo logró así un lugar entre los dioses, pero extrañaba a su esposa Hersila y pidió para ella el Don de la inmortalidad.

Los dioses le concedieron el pedido y Hersila se transformó en la diosa Hora.

por Mirta Fernandez